martes, 30 de octubre de 2012

A Isabel -nombre ficticio- la vida le cambió hace ocho meses, cuando llegó a la Casa de la Mujer de Cáceres con la autoestima por los suelos y una historia para olvidar. Ha sido víctima de violencia de género. Ha sufrido maltrato físico y psicológico.
Ahora vuelve a sonreír. Ha recuperado las ganas de vivir. «Tengo mucha ilusión, mucha fuerza, muchas ganas de trabajar y de ser una persona normal y corriente», confiesa llena de vitalidad. Aterrizó en Cáceres procedente del psiquiátrico de Mérida, el lugar al que acudió en una situación límite. Fue aquí donde los profesionales le abrieron los ojos y le quitaron la venda.
«La asistenta social me hizo ver que yo no merecía el daño que me estaban haciendo, que era un maltrato. Nunca hubiera pensado que yo era una mujer maltratada. Creía que me lo merecía. Mi familia y mis hijos también me lo decían, pero yo no los entendía. Pensaba que lo que querían era separarme de él. Y realmente no era así», recuerda. Fueron los trabajadores del psiquiátrico de Mérida los encargados de poner la denuncia que Isabel nunca se atrevió a formalizar, a pesar de las recomendaciones de sus familiares.
«Él presumía de que ninguna de sus parejas había tenido fuerza para denunciarle y de que yo no iba a ser capaz. Me dijo que si le denunciaba iba a matar a mis hijos. Me quería hacer sufrir lentamente. Me dijo que primero mataría a mis hijos y que luego me mataría a mí», insiste. Su relación sentimental duró dos años. Ahora, una orden de alejamiento pesa sobre el hombre -no es el padre de sus dos hijos- que tantas lágrimas le ha hecho derramar.
Isabel es una de las 12 ocupantes de la Casa de la Mujer de Cáceres. «Lo más bonito que me ha aportado esta casa es descubrir que tenemos derecho a levantarnos y ver el sol», subraya. «Esto es una gran familia», concluye.
Del papel de las casas de acogida, como la de Cáceres, se habló mucho ayer en el Complejo Cultural San Francisco, durante la inauguración de unas jornadas nacionales a las que asistió la ministra de Sanidad, Ana Mato. Mato anunció durante su intervención la creación de una red nacional de casas de acogida para facilitar «la movilidad de las mujeres que quieren o necesitan alejarse de su entorno».
Mientras tanto, el presidente de la Junta, José Antonio Monago, avanzó que se construirán 22 apartamentos para mujeres maltratadas. Diez estarán en Badajoz, seis en Cáceres y otras seis viviendas, en Plasencia. Por su parte, la alcaldesa de Cáceres, Elena Nevado, destacó que el Ayuntamiento va a impartir un taller de defensa personal para las ocupantes de la Casa de la Mujer.
Cuarenta mujeres y otros tantos menores se han alojado durante el último año en las casas de acogida de la región, situadas en Cáceres y Badajoz. Entre septiembre de 2010 y septiembre de 2011 pasaron por estas instalaciones 48 mujeres y 35 niños, según los datos facilitados por la Junta de Extremadura. En lo que va de año, 38 mujeres han muerto a manos de sus parejas o ex-parejas, según recordó ayer la ministra Ana Mato, en todo el territorio nacional.

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