A Isabel -nombre ficticio- la vida le cambió hace ocho
meses, cuando llegó a la Casa de la Mujer de Cáceres con la autoestima
por los suelos y una historia para olvidar. Ha sido víctima de violencia
de género. Ha sufrido maltrato físico y psicológico.
Ahora vuelve a sonreír. Ha recuperado las ganas de vivir.
«Tengo mucha ilusión, mucha fuerza, muchas ganas de trabajar y de ser
una persona normal y corriente», confiesa llena de vitalidad. Aterrizó
en Cáceres procedente del psiquiátrico de Mérida, el lugar al que acudió
en una situación límite. Fue aquí donde los profesionales le abrieron
los ojos y le quitaron la venda.
«La asistenta social me hizo ver que yo no merecía el
daño que me estaban haciendo, que era un maltrato. Nunca hubiera pensado
que yo era una mujer maltratada. Creía que me lo merecía. Mi familia y
mis hijos también me lo decían, pero yo no los entendía. Pensaba que lo
que querían era separarme de él. Y realmente no era así», recuerda.
Fueron los trabajadores del psiquiátrico de Mérida los encargados de
poner la denuncia que Isabel nunca se atrevió a formalizar, a pesar de
las recomendaciones de sus familiares.
«Él presumía de que ninguna de sus parejas había tenido
fuerza para denunciarle y de que yo no iba a ser capaz. Me dijo que si
le denunciaba iba a matar a mis hijos. Me quería hacer sufrir
lentamente. Me dijo que primero mataría a mis hijos y que luego me
mataría a mí», insiste. Su relación sentimental duró dos años. Ahora,
una orden de alejamiento pesa sobre el hombre -no es el padre de sus dos
hijos- que tantas lágrimas le ha hecho derramar.
Isabel es una de las 12 ocupantes de la Casa de la Mujer
de Cáceres. «Lo más bonito que me ha aportado esta casa es descubrir que
tenemos derecho a levantarnos y ver el sol», subraya. «Esto es una gran
familia», concluye.
Del papel de las casas de acogida, como la de Cáceres, se
habló mucho ayer en el Complejo Cultural San Francisco, durante la
inauguración de unas jornadas nacionales a las que asistió la ministra
de Sanidad, Ana Mato. Mato anunció durante su intervención la creación
de una red nacional de casas de acogida para facilitar «la movilidad de
las mujeres que quieren o necesitan alejarse de su entorno».
Mientras tanto, el presidente de la Junta, José Antonio
Monago, avanzó que se construirán 22 apartamentos para mujeres
maltratadas. Diez estarán en Badajoz, seis en Cáceres y otras seis
viviendas, en Plasencia. Por su parte, la alcaldesa de Cáceres, Elena
Nevado, destacó que el Ayuntamiento va a impartir un taller de defensa
personal para las ocupantes de la Casa de la Mujer.
Cuarenta mujeres y otros tantos menores se han alojado
durante el último año en las casas de acogida de la región, situadas en
Cáceres y Badajoz. Entre septiembre de 2010 y septiembre de 2011 pasaron
por estas instalaciones 48 mujeres y 35 niños, según los datos
facilitados por la Junta de Extremadura. En lo que va de año, 38 mujeres
han muerto a manos de sus parejas o ex-parejas, según recordó ayer la
ministra Ana Mato, en todo el territorio nacional.
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