miércoles, 24 de octubre de 2012

Fuente: http://www.ruedasdehombres.ahige.org

Ruedas de hombres contra la violencia machista


Son actos en los que los hombres se posicionan públicamente contra la violencia machista manifestándose por la paz y la igualdad porque la violencia no puede ser un problema de las víctimas que la sufren, sino que es una cuestión que afecta a toda la sociedad.
En la actualidad, la inmensa mayoría de los hombres permanecen pasivos ante el problema de la violencia de género. Hay una idea generalizada de que éste, es un problema fundamentalmente, de mujeres. Entre muchos hombres está extendida la idea de que es suficiente con no ser maltratador. Esto genera pasividad y permisividad ante los malos tratos. El objetivo central de este programa, creado por la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género (AHIGE) y subvencionado por el Instituto de la Mujer del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, es concienciar a los hombres sobre la necesidad de que los hombres nos impliquemos activamente en la lucha contra los malos tratos. El mensaje central es que todos y todas somos responsables de parar esta barbarie y EL SILENCIO NOS HACE CÓMPLICES. Pretendemos que, a la opinión pública, especialmente a la masculina, llegue el claro mensaje de que hay hombres que están organizándose y trabajando para luchar contra la violencia de género, en el convencimiento de que es un problema que nos afecta a todas y todos y bajo el principio de que la violencia nunca es una cuestión de ámbito privado. Los hombres violentos deben encontrarse, enfrente, con otros hombres que no admiten ningún tipo de complicidad y que manifiestan su tolerancia cero antes estas situaciones. Basta de silencios, basta de complicidades. A veces, las complicidades se dan en pequeñas cosas, en alguna broma, algún gesto, una actitud hacia una mujer que pasa cerca que es recibida con una sonrisa por los demás. La violencia de género, surge desde los valores patriarcales y tiene su caldo de cultivo en los pequeños actos cotidianos que, la fuerza de la costumbre, nos ha llevado a admitir y ante los que tenemos que revelarnos como lo que realmente son; la verdadera semilla de la discriminación y la violencia.

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