sábado, 14 de mayo de 2011

13 países firman un convenio contra la violencia de género

El Consejo de Europa prevé con esta iniciativa que se tomen, además, medidas específicas contra la violencia sexual, la mutilación genital, los crímenes de honor o los matrimonios forzosos


Acabar con la violencia doméstica, las agresiones de género, las mutilaciones o los matrimonios forzosos. 13 países del Consejo de Europa, incluido España, han firmado esta mañana en Estambul un convenio para prevenir esta lacra. Es el primer documento internacional vinculante de este tipo, y que crea un marco legal común para prevenir y luchar contra este tipo de violencia.

Los países -por ahora han firmado Austria, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Islandia, Luxemburgo, Montenegro, Portugal, Eslovaquia, España, Suecia y Turquía- se comprometen a implantar (si no las tienen) medidas legislativas y preventivas para combatir este tipo de violencia, considerada una violación de los derechos fundamentales de las personas. También a establecer mecanismos de atención a las víctimas, ayudas sociales, psicológicas y jurídicas. Las víctimas, dice el texto, deberán tener atención legal gratuita. Medidas que en países como España ya existen.

El convenio firmado esta mañana, y que se ha negociado durante un año y medio, también prevé medidas específicas contra la violencia sexual, la mutilación genital, los crímenes de honor y los matrimonios forzosos. Además, establece que las actividades y acciones dirigidas a terminar con todas estas formas de violencia deberán recibir fondos. También se tendrá que apoyar económicamente a las asociaciones que se dedican a luchar contra esta lacra.

"La violencia contra las mujeres y la violencia doméstica representa en Europa una de las violaciones más graves de los derechos de la persona fundamentado en el género, y permanece enterrado en un manto de silencio", dice el convenio. Una invisibilización sobre la que el documento llama la atención.

El resto de países del Consejo, del que son miembros 47 estados, irán firmando el documento presentado, que deberá ser ratificado. Una vez cumplidos estos pasos, los países miembros deberán modificar sus legislaciones nacionales para incorporar el delito de violencia de género (si no está establecido ya). También tendrán que adaptar sus reglamentos y leyes para incorporar las medidas de prevención y educación sobre las que el convenio hace hincapié. Los países, dice, "tomarán las medidas necesarias para concienciar a todos los miembros de la sociedad, en particular a los hombres y niños, para que contribuyan activamente en al prevención de todas las formas de violencia incluidas en el convenio".

"Sabemos que los cambios legislativos van más rápido que los cambios sociales. Pero trabajando en el ámbito educativo, en el legislativo y en el penal, se pueden provocar los cambios sociales y culturales que se quieren lograr", ha dicho Trinidad Jiménez, ministra española de Asuntos Exteriores, informa Efe.

Además, el convenio prevé la creación de un grupo de expertos independiente, al que llamará Grevio, para examinar si los países que han ratificado el documento cumplen sus compromisos. Un organismo similar al que supervisael estado de las cárceles o la lucha contra la corrupción. Además, los estados se comprometen también a recolectar y estudiar los datos de las agresiones de violencia doméstica y de género. Un avance ya que no en todos los países existen estadísticas de este fenómeno.

El Consejo de Europa es una institución fundada en 1949 por las democracias occidentales aliadas para fomentar la cohesión europea de los aliados frente a la entonces Unión Soviética. Tras el fin de la Guerra Fría, su objetivo evolucionó hacia la defensa de los derechos humanos, la democracia y el Estado de derecho y el combate contra la discriminación, la xenofobia y el terrorismo.

viernes, 13 de mayo de 2011

Conclusiones del estudio sobre concentración de homicidios por violencia de género

Fuente: Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad

El delegado del Gobierno para la Violencia de Género, Miguel Lorente, ha presentado un estudio que analiza la concentración de homicidios por violencia de género entre los años 2003 y 2010. El análisis de los 545 homicidios cometidos durante este periodo ha sido realizado y presentado por el catedrático de Estadística de la Universidad de Granada, Juan de Dios Luna del Castillo.
Las conclusiones del estudio establecen que los homicidios por violencia de género tienden a concentrarse temporalmente en un patrón estable y que el riesgo de que se cometa un asesinato al día siguiente de un caso previo se incrementa en un 67 por ciento y a los diez días en un 30 por ciento, lo que puede deberse a las distintas circunstancias que influyen en estos criminales a la hora de elaborar la conducta homicida.

El delegado del Gobierno ha destacado que, según los datos del estudio, en el 25 por ciento de los asesinatos podría existir “un efecto imitación y paso a la acción a partir de un homicidio previo, lo que ningún caso quiere decir que sea el único factor precipitante ni que actúe en todos los homicidios”. En ese sentido, ha apuntado que la imitación de esas conductas homicidas se produce tomando como referencia las noticias aparecidas en los medios de comunicación y que, por tanto, es importante mejorar el tratamiento de la información referida a los asesinatos machistas.

Lorente ha señalado que “estamos trabajando con los medios de comunicación a través de dos vías: un grupo de trabajo creado específicamente en febrero de 2009 y una línea de colaboración directa con los propios profesionales para la formación y mejora en el tratamiento de la información sobre violencia de género”.

El machismo moderno

Fuente: http://www.elcomercio.es

«Hay una normalidad en la violencia, no se vive como una situación criticable y hay mujeres que piensan que forma parte de la relación de pareja». Así lo explicaba el delegado del Gobierno para la Violencia de Género, Miguel Lorente Acosta, que ayer ofreció una conferencia en Avilés titulada 'Violencia de género y postmachismo' en el Centro de Servicios Universitarios.
El Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad ha elaborado un informe que determina que hay un efecto de imitación en la violencia machista, según explicó Lorente Acosta. Son hombres «que necesitan argumentos para construir el crimen, y eso ocurre muy frecuentemente en estos casos». En lo que va de año, ya han fallecido 22 mujeres a manos de sus maltratadores.
Durante su charla, el delegado del Gobierno en esta materia se refirió al postmachismo como un tipo de violencia más elaborado -«es un paso más», aseguró- porque utiliza «un lenguaje más sofisticado». Por lo general, quienes ejercen este tipo de violencia contra las mujeres «manipulan los datos», como cuando se refieren a que un treinta por ciento de las denuncias presentadas por violencia de género son falsas, cuando ese porcentaje corresponde en realidad a las sentencias no condenatorias. Este nuevo machismo «es peor» porque es más difícil de detectarse «y porque juega con los sentimientos y las percepciones de la sociedad».
Lorente Acosta también recalcó que muchas mujeres «piensan que esa situación de violencia se va a resolver con el tiempo», cuando es precisamente el tiempo «el cómplice del maltratador». También recalcó que las autoridades competentes tienen que apoyar a las mujeres que no denuncian su situación personal.
Políticas de prevención
El delegado del Gobierno para la Violencia de Género destacó las políticas del Ejecutivo regional en la lucha contra la violencia machista, «con muchas medidas en prevención que está facilitando que se cuestione antes de que se produzca» y aseguró que Asturias «es una comunidad que ha trabajado mucho por la prevención de la violencia», a pesar de «no estar libre» como no lo está ninguna comunidad. Así, comentó que la Casa Malva es un modelo y puso en valor los planes que se han desarrollado en diferentes municipios. «Son una referencia para ver la violencia machista desde una perspectiva global que permite proteger, prevenir y liberar a la sociedad de ella», dijo al respecto.
Lorente Acosta indicó que los datos de este año siguen siendo negativos porque «siempre estamos mal» cuando se produce una muerte, aunque teniendo en cuenta las estadísticas «es la cifra más baja desde 2009». Para el responsable en el Gobierno de la lucha contra la violencia machista este dato supone «una oportunidad de trabajar en prevención», puesto que «la violencia nace desde la voluntad de los hombres que la ejercen» y la sociedad tiene que ser consciente de que «somos capaces de acabar con la violencia». En ese sentido, recordó que este año hubo dos periodos de concentración muy intensos: «a finales de enero -seis días hubo cinco homicidios- y el pasado fin de semana hubo tres en tres días».
Lorente Acosta se mostró muy crítico con «las personas que hacen mofa de esa costumbre de decir 'niños y niñas', están ejerciendo ese postmachismo» porque lo hacen «para cuestionar ese avance». En ese sentido, recordó que «cuando históricamente se decía, en los teatros, aquello de 'señoras y señores', nadie hacía mofa de ello, pero cuando se dice 'todos y todas' sí se hace mofa». Lorente Acosta considera que «en el fondo se quieren mantener los privilegios que da la desigualdad».
La directora del Instituto Asturiano de la Mujer, María Fernández Campomanes, aseguró durante la charla que el delegado del Gobierno para la Violencia de Género «es una referencia en el conocimiento del fenómeno y su labor pedagógica permite ayudar a diseñar políticas y disponer de recursos» para conseguir frenarla.

Un estudio detecta casos de violencia entre un 6% y un 12% de los novios adolescentes

Miércoles, 11 de mayo del 2011 / NACIONAL
Entre un 6% y un 12% de los adolescentes ha protagonizado algún acto agresivo durante su noviazgo, según el avance del estudio Violencia entre novios de la Universidad de Huelva. La cifra más baja responde a casos reconocidos, mientra que la más alta refleja "maltrato encubierto". Estas cifras son similares a las obtenidas durante un estudio similar de 962 adolescentes con una edad media de 15 años en siete institutos de enseñanza secundaria de Almería.
El trabajo del Instituto Andaluz de la Mujer y la Universidad de Almería reveló que un 7% reconocía haber dado una bofetada en más de una ocasión a su novia; un 16%, que las había empujado; y un 6% admite haberlas amenazado con algún objeto.

La investigadora Susana Paíno destaca que, aunque las cifras son altas, no lo son en comparación con los países nórdicos, donde los índices de violencia son del 30%.

El estudio se ha realizado entre 4.000 jóvenes de 15 a 30 años de la provincia de Huelva y que han mantenido una relación de pareja de un mes como mínimo. Su objetivo era detectar la reproducción de comportamientos violentos por su naturaleza física, emocional, social y sexual.

El cuestionario "está constituido por 42 preguntas que responden a otras tantas situaciones consideradas de violencias en las relaciones de pareja en edad adolescente", explica Paíno. Entre ellas se pueden destacar preguntas del tipo "¿alguna vez te ha ridiculizado tu pareja en público?, ¿te ha maltratado como un objeto sexual?, ¿te ha retenido para que no te vayas?, ¿te ha abofeteado, zarandeado o empujado?, ¿ha bromeado o desprestigiado tu condición de mujer u hombre?".

Las preguntas fueron planteadas a partir de la colaboración de adolescentes y jóvenes de ambos esxos en el marco de un estudio realizado por los psicólogos Francisco Javier Rodríguez (de la Universidad de Oviedo), y Luis Rodríguez Franco (de la Universidad de Sevilla) en España, México y Argentina. Los resultados de esta investigación se publicaron en el Anuario de Psicología Clínica el pasado año 2010.

"Nos centramos fundamentalmente en las actitudes para poder prevenir", ha precisado Paíno, quien ha apuntado que "se ha detectado una mayor tendencia de conductas femeninas dirigidas al castigo emocional", y ha puesto de ejemplo que "las chicas utilizan mucho más el sexo y el afecto como herramienta de chantaje afectivo".

Los expertos llaman la atención sobre el maltrato encubierto (o situaciones violentas identificadas pero no reconocidas por los encuestados) en un 12% de las relaciones de pareja y que "un 25% de los encuestados reconoce haber sentido miedo en su relación, o haberse sentido atrapado, a pesar de después admitir que no han sufrido maltrato".

Este proyecto se sumará a los estudios que tendrán lugar en otros países como Estados Unidos, Portugal e Italia cuyos resultados se darán a conocer este mes en el transcurso de la lectura de una tesis doctoral en la Universidad de Sevilla.

Para realizar el estudio se ha utilizado como herramienta de evaluación el test denominado Cuestionario de Violencia entre Novios (CUVINO), confecionado en 2010 por los miembros del grupo de investigación.

Una vez finalice el estudio, los miembros del equipo de investigación diseñarán un programa de prevención para erradicar estas conductas consideradas violentas que se centrará en el modelo teórico del psicólogo estadounidense Lawrence Kohlbert basado en el desarrollo moral.

Este plan de erradicación prevén realizarlo en diferentes institutos de Huelva en jóvenes que cursen tercero y cuarto de ESO.

lunes, 9 de mayo de 2011

Dieciséis menores tienen medidas de protección por malos tratos

REGIONAL

Algunas de ellas son a su vez hijas de mujeres maltratadas, por lo que los expertos recomiendan atender a los vástagos a la vez que a las madres

«En la misma medida que a las mujeres de hoy en día les es mucho más fácil pedir ayuda cuando son maltratadas, a las adolescentes les cuesta muchísimo más. Simplemente por el carácter inherente a la gente de su edad: les resulta muy complicado comunicarse con sus madres, ir al médico o acudir al orientador de sus institutos. Solo hablan con sus iguales, por eso la estrategia a seguir es formar muy bien a la gente que está más cerca de ellas para que puedan detectar cualquier situación anómala», explica Javier Barrera, coordinador de la Red Extremeña de Atención a las Víctimas de Violencia de Género desde hace un año.
En estos momentos, diecinueve chicas menores de veinte años estás siendo atendidas por esta Red, aunque solo dieciséis, todas ellas menores de dieciocho, cuentan con medidas activas de protección, según la Delegación de Gobierno en Extremadura (once en Badajoz y cinco en Cáceres). Dos de ellas, ambas de 17 años de edad, han estado en espacios de acogida.
En tres años se ha multiplicado por tres el número de menores que necesitan protección policial en la región, ya que en junio de 2008 eran solo cinco. Lo que se mantiene es que sus agresores suelen ser de su misma edad.
Hasta 17 diferentes puntos de atención psicológicas hay distribuidos por toda la comunidad autónoma para atender a mujeres víctimas de la violencia de género. Existen además dos equipos de atención al menor que dependen del Instituto de la Mujer: uno en Cáceres y otro en Badajoz que lo que hacen es apoyar a los puntos de atención psicológica y atender a los hijos de mujeres maltratadas aunque en casos muy puntuales también atienden a las menores que sufren malos tratos.
En algunos casos se da la circunstancia de que ambas cosas coinciden. Seis de las diecinueve chicas que ahora mismo están recibiendo atención son hijas de madres que también sufrieron malos tratos por parte de sus parejas y que sí denunciaron en su momento. «Aunque eso no quiere decir que una cosa sea consecuencia de la otra necesariamente», señala Javier Barrera.
Desde su experiencia como psicólogo que lleva trabajando más de tres lustros con estas mujeres, Javier Barrera opina que siempre es crucial la calidad educativa que hayan recibido estas menores. «Nuestras relaciones dependen, en muchos casos, de si nuestros patrones emocionales son adecuados o inadecuados. Y eso no está condicionado por la violencia de género, sino por las pautas educativas y por los esquemas emocionales: autoestima, empatía, capacidad de cuidar...Y eso no depende exclusivamente de haber vivido en una casa con o sin violencia de género. El factor clave es la calidad y la satisfacción de esas necesidades básicas que tienen los niños. Aunque es cierto que podemos decir que en el 100% de las familias en las que ha habido violencia de género la calidad educativa ha sido mala. Por tanto estos niños tienen un riesgo enorme de ser agresores o víctimas. Por eso trabajamos con los hijos de las mujeres maltratadas, porque es una manera de prevenir la violencia. Pero insisto en que algunas de la menores maltratadas tienen padres absolutamente 'normales'», expone.
Casi todos los expertos coinciden en que es difícil hablar de perfiles. «De las diecinueve chicas que atendemos, seis no tienen estudios (aunque algunas están en escuelas taller); cinco tienen la ESO y otras ocho tienen terminado el Bachillerato o la FP; provienen de diferentes grupos de la geografía extremeña: rurales y urbanos. Una es de centro Europa, otra es de África y el resto son españolas», argumenta Barrera, que insiste en que aunque estas chicas comparten algunas características, no siempre es fácil encontrar puntos en común entre ellas.
Las vías por las que las mujeres menores de edad que sufren malos tratos toman contacto con el sistema varía en cada caso, ya que no todas presentan denuncia. De hecho, la inmensa mayoría no lo hace. «De las 500.000 mujeres que en España se supone que sufren violencia de género, denuncian aproximadamente 50.000 y el resto, no sabemos qué pasa con ellas. Todo depende de lo que uno considere violencia: los gritos que para mucha gente lo son, para otros no lo son; una bofetada no significa lo mismo en todas las familias; o que el padre mande y la madre sea sumisa, para muchos es lo habitual...», reflexiona.
Afirma, no obstante, que también se conoce un mayor número de casos gracias a que hay una mayor concienciación social, menos aceptación por parte de la sociedad de este tipo de conductas y más dispositivos. «Nadie puede decir que ahora haya más violencia de género que antes, eso sería un error», subraya.
Implicación necesaria
Javier Barrera explica que no es habitual que las adolescentes acudan por su propio pie a solicitar ayuda cuando son víctimas de malos tratos. Normalemente es algún familiar o conocido el que las anima a hacerlo. «Existen diferentes formas por las que llegan hasta nosotros. Los equipos de menores de la Junta nos derivan casos. En concreto, en lo que va de año, tres. También es muy habitual que nos lleguen niñas a través de los institutos y las escuelas talleres. Y, por supuesto, los servicios sociales», apunta.
El psicólogo explica la importancia de la implicación de la gente del entorno de estas menores a la hora de detectar situaciones anómalas. «Los orientadores de los institutos se hacen eco de que las relaciones conflictivas son cada vez más habituales. La diferencia entre estas y las de violencia de género es que en las primeras, existe un elemento agresivo en la relación y en la sexualidad, falla la afectividad; y en las segundas lo que intenta tu pareja es convertirte en una persona sumisa», argumenta Barrera.
En este caso, los orientadores solo derivan casos cuando consideran que necesitan una atención muy especializada. «Normalmente en el periodo de la adolescencia no existe demasiado deterioro en las chicas todavía, porque normalmente son relaciones cortas», apunta el psicólogo.
Sin embargo, Barrera advierte de que las relaciones conflictivas se están generalizando entre los adolescentes, porque ha habido un cambio en los patrones de las relaciones afectivo-sexuales. «Se han normalizado comportamientos agresivos, en general, y las familias son cada vez más cortas. Antes había muchos más miembros y eso suponía más protección. Había proles de siete hermanos y no sé cuantos primos y era toda una red de protección. La suma de todos los factores anteriormente descritos hace que aumente el número de parejas con parámetros de conducta agresiva», argumenta.
En este sentido, afirma que la educación en igualdad es muy importante, aunque matiza que solo se la creen las mujeres. «Ellas cada vez aceptan menos que haya un niñato que las trate mal, hace unos años era más habitual que estuvieran educadas en la sumisión y si su pareja les decía que no quería que se pusieran minifalda, obedecían. Eso ahora mismo es impensable».
El tratamiento que reciben estas mujeres jóvenes depende de cada caso. Así, de las 19 que en este momento reciben atención: 15 están en tratamiento terapéutico, las otras cuatro están en los programas de asesoramiento, que comprenden un máximo de seis sesiones a las que pueden acudir solas o con sus padres y se les explican pautas generales. El tratamiento terapéutico implica una media de unas 28 sesiones, aunque hay chicas que necesitan menos.