El 25 de noviembre fué declarado día Internacional contra la Violencia hacia la mujer en el Ier Encuentro Feminista de Latinoamérica y del Caribe celebrado en Bogotá (Colombia) en julio de 1981.
En este encuentro las mujeres denunciaron la violencia de género a nivel doméstico y la violación y el acoso sexual a nivel de estados incluyendo la tortura y los abusos sufridos por prisioneras políticas.
Se eligió el 25 de noviembre para conmemorar el violento asesinato de las hermanas Mirabal (Patria, Minerva y Maria Teresa), tres activistas políticas asesinadas el 25 de noviembre de 1960 en manos por la policía secreta del dictador Rafael Trujillo en la República Dominicana.
Sus cadáveres destrozados aparecieron en el fondo de un precipio. Para el movimiento popular y feminista de República Dominicana históricamente estas mujeres han simbolizado la lucha y la resistencia.
En 1999, la ONU dio caracter oficial a esta fecha
El 25 de noviembre... conmemoración de la muerte de las hermanas Mirabal.
El 29 de noviembre - Desde el Parlamento Europeo la diputada Emma Bonino propone convocar en esta fecha un Día Internacional de Lucha contra la Mutilación Genital Femenina.
El 1 de diciembre Día Internacional de Lucha contra el Sida
El 6 de diciembre marca el aniversario de la Masacre de Montreal, cuando un hombre disparó a 14 universitarias por ser feministas.
El 10 de diciembre es la fecha en la que se conmemora la firma en 1948 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Con tales fechas, el Centro de Liderazgo Global de las Mujeres, CGWL inició hace diez años la campaña internacional "16 días de activismo contra la violencia hacia las mujeres"
Las agresiones y asesinatos de mujeres aparecen a diario en nuestros periódicos, son tan
cotidianos que empiezan a asumirse como algo inevitable.Pero no hay nada de inevitable ni
de fatal en la violencia de género, y lo cierto es que no se está haciendo todo lo posible para
combatirla.
En 1998 se aprobó el Plan de Actuación de la Comisión Intersectorial de la Mujer del
Parlamento, que incluye numerosas medidas que no se están poniendo en práctica en la
mayoría de los casos. Estas medidas están repartidas en seis áreas de actuación:
v MEDIDAS DE SENSIBILIZACIÓN Y PREVENCIÓN, destinadas a la
concienciación de la sociedad en general con la gravedad de este problema a través
de los centros educativos, medios de comunicación, etc.
v MEDIDAS DE EDUCACIÓN Y FORMACIÓN, que incluyen actuaciones para
formar a los distintos grupos de profesionales implicados en el tratamiento y la
prevención de la problemática derivada de la violencia de género.
v MEDIDAS DIRIGIDAS A LA CREACIÓN DE UNA INFRAESTRUCTURA
SUFICIENTE para dar cobertura a las necesidades que se plantean cuando se
producen agresiones: casas de acogida, pisos tutelados, unidades específicas de
atención en comisarias, políticas de discriminación positiva en el acceso a la
vivienda,etc.
v MEDIDAS DE ACTUACIÓN DIRIGIDAS AL ÁMBITO DE LOS SERVICIOS
DE SALUD: protocolos sanitarios a seguir en caso de agresiones, actuaciones de
prevención, etc.
v MEDIDAS LEGISLATIVAS Y JUDICIALES como turnos específicos de
abogadas de oficio, protocolo de coordinación con otros agentes implicados,
impulsar la aplicación de medidas de alejamiento, etc.v MEDIDAS DESTINADAS A LA ELABORACIÓN DE ESTUDIOS
ESTADÍSTICOS Y DE INVESTIGACIÓN sobre la incidencia, frecuencia, formas
que adopta, y consecuencias que tiene la violencia contra las mujeres.
La aplicación real de estas medidas puede paliar situaciones muy graves que se están
produciendo, ayudando además a prevenir otras. Supondría también una respuesta a las
demandas que históricamente se vienen haciendo desde las organizaciones feministas para
solucionar este problema. Por todo esto debemos exigir a todos los gobiernos, central,
autonómicos y municipales que se tomen en serio este problema y se impliquen para actuar
de forma contundente para prevenirlo y atajarlo.
Pero debemos tener claro que la violencia de género no desaparecerá mientras no acabemos
con la discriminación que las mujeres sufrimos en esta sociedad. La violencia de género
existe porque existe una relación desigual entre hombres y mujeres. Hasta que las mujeres
no dejemos de ser ciudadanas de segunda clase no se acabará con este problema. Entrando
en el siglo XXI, las mujeres seguimos tristemente encabezando los porcentajes de pobreza,
menor salario, precariedad laboral y bolsas de paro. Nuestra presencia y representación en
la vida pública, en los puestos de responsabilidad, sigue siendo minoritaria, incluso en los
sectores donde somos mujeres principalmente, las trabajadoras. Mientras en el ámbito
privado, el trabajo de las mujeres en el hogar sigue siendo invisible, e infravalorado.
La violencia de género tiene un objetivo claro, el de inferiorizarnos y atemorizarnos para
ejercer sobre nosotras un control férreo que afirme el poder patriarcal. Consigue en muchos
casos paralizarnos, destruir nuestra autoestima y nuestra capacidad de reacción. Debemos
romper esta cadena que se nos impone, descubrir los mecanismos de opresión y acabar con
ellos. Debemos impulsar un debate social profundo para cuestionarnos todas las estructuras
que reproducen y mantienen esta situación de discriminación de las mujeres. Es necesario
que la coeducación sea una realidad en todos los tramos de la enseñanza y de la vida social
en general, para hacer desaparecer la discriminación y la exclusión que padecemos en
muchos ámbitos, dando paso a una igualdad real.
Es, por tanto, un trabajo de transformación social, intenso y cotidiano, el que tenemos por
delante, en todas y cada una de las esferas en las que nos movemos, para que el 25 de
noviembre deje de ser una fecha de necesaria reivindicación.
22 de noviembre de 2000.
Branca Guerreiro, por la Organización de Mujeres de la Confederación de STEs
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