sábado, 11 de enero de 2014

VIOLENCIA DE GENERO UN ESTUDIO DE Evelyn Allende; Grecia Oliva; Rocío Palacios Vidal

Evelyn Allende; Grecia Oliva; Rocío Palacios Vidal
Alumnas 6to Año Sociales
Colegio Santa Margarita


Introducción
Objetivo general
Dar a conocer al lector generalidades sobre la Violencia de género y su estructura.


 
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Analizar las causas de Violencia de género, tipos, factores de riesgos, como se produce
y se mantiene, aspectos epidemiológicos, derechos protegidos, entre otros.
Tenemos las expectativas de ampliar esta información para que cada concepto sea
entendido como tal y llegar a un conocimiento certero y correcto.

Hipótesis
La Violencia de género es una de los principales problemas que se presentan en la
sociedad.
En la actualidad hay muchas víctimas de maltrato tanto físico como psicológico.
Hay que informarse y tomar conciencia del daño que produce y las secuelas que puede
generar tanto en el agredido como en el agresor.

Marco Teórico
En este epígrafe se presentan las principales definiciones de Violencia de Género, se
han ido recopilando de organismos y convenciones como:
“Todo Acto de violencia por razones de sexo que tenga o pueda tener como resultado un
daño, sufrimiento físico como sexual o psicológico para la mujer, así como las
amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se
produce en la vida pública como en la privada”.1

1979. Convención de Naciones Unidas sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer.
1980. Conferencia mundial del decenio de las Naciones Unidas: “el crimen encubierto
más frecuente del mundo”.
1993. La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la “Declaración sobre la
eliminación de la violencia contra la mujer”.
En ella se define como:
 Según Portella: “La violencia física, sexual o psicológica que se produce en el seno de
la familia en la comunidad en general, incluidas las palizas, el abuso sexual de niñas, la
violencia relacionada con la dote, la violencia marital, la mutilación genital femenina y
otras prácticas tradicionales dañinas para la mujer, la violencia no conyugal y la
violencia relacionada con la explotación, el acoso sexual y la intimidación en el trabajo,

 
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en las instituciones educativas y en cualquier otro lugar, el tráfico de mujeres, la
prostitución forzada y la violencia perpetrada o tolerada por el Estado”2

“Una de las formas más frecuentes de la violencia de género es la ejercida por el marido
o compañero sentimental. Es la que se denomina habitualmente “violencia doméstica” o
“violencia contra la mujer en pareja”.3

La definición más aceptada de violencia de género es la propuesta por la ONU en 1995:
“Todo acto de violencia sexista que tiene como resultado posible o real un daño físico,
sexual o psíquico, incluidas las amenazas, la coerción, o la privación arbitraria de la
libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o privada”.4

En este marco conceptualizamos la violencia como “la coacción física o psíquica
ejercida sobre una persona para viciar su voluntad y obligarla a ejecutar un acto
determinado. Puede adoptar formas diferentes: física, verbal, psíquica, sexual, social,
económica, etcétera. Unas formas de coacción que se han ejercido, en mayor o menor
medida, a lo largo de la historia”.5


Contexto
Trataremos la Violencia de género que se produce en la actualidad y en nuestro país
argentino.


Violencia de género
Durante el paso de los años se han recopilado distintos definiciones de organismos y
convenciones que hacen referencia a la violencia de género como actos de maltratos que
pueden ser físicos, sexuales, psicológicos, privando de la libertad que todos poseemos.
La violencia se refleja cuando se utiliza la fuerza o el poder para herir o hacer daño, por
lo tanto tiene una intención porque es racial (se la piensa), y a la vez opcional (se aplica
si se quiere).

2
 Portella, Folmer, Violencia contra la mujer en el Perú, Diagnostico, Vol. 4, núm. 4, Octubre-Diciembre
2006. p.1 http://www.fihu-diagnostico.org.pe/revista/numeros/2006/oct-dic/173-176.html
3
 Ruiz Pérez, Isabel, Violencia contra la mujer y salud, Escuela Andaluza de Salud Pública, España,
2012, p. 4
4
 Expósito, Francisca, Violencia de género, Investigación y Ciencia, núm. 48, Mayo-Junio 2011, p. 1
http://www.investigacionyciencia.es/mente-y-cerebro/numeros/2011/5/violencia-de-gnero-8894
5
 Expósito, Francisca, Violencia de género, Mente y Cerebro, 2011, p. 20
 
4
Esta puede producirse en el seno familiar involucrando a los miembros en general, en el
trabajo, en las instituciones educativas, entre otros. Por lo general suele tratarse más
casos de violencia contra la mujer, pero esto no significa que el hombre quede exento de
dicho ímpetu.
En el ámbito social se pueden reconocer tres elementos que intervienen en la
producción de la violencia:
• Inequidad: factores que determinan la exclusión, ya sea por clase social, género,
diferencias sociales y culturales, entre otras.
• Impunidad: el incumplimiento de leyes, órdenes y las faltas de castigo estimulan
nuevas transgresiones.
• Intolerancia: incapacidad de poder transmitir las diferencias de manera
civilizada con el par.

Causas y factores de riesgo
Las causas de la Violencia de género surgen en las diferencias que se acentúan entre el
hombre y la mujer. A raíz de estas desigualdades se ocasiona discriminación por el sexo
opuesto.
Se puede concluir la idea haciendo un apartado donde se muestra que la mujer es la que


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más padece esta problemática. El poder patriarcal, normas culturales discriminatorias y
las desigualdades económicas hacen que los derechos de la mujer pierdan cada vez más
su valor y así perpetuar la violencia. Siendo el hombre el que efectúa este ímpeto le
otorga poder de control sobre la sexualidad de la mujer y la capacidad de acción.

Tipos de violencia
• Simbólica: Es cuando se presiona mentalmente a alguien para que se haga algo
que no quiere.
• Físico: Este tipo de violencia comprende cualquier acto, no accidental, que
pueden producir en las personas daños en el cuerpo. Como por ejemplo: golpes,
quemaduras, bofetadas.
• Verbal: Es aquella que se produce a través de la palabra, en donde las personas
insultan, agreden, menosprecian, denigran, entre otras muchas cosas más.
• Sexual: Se produce en contra de la voluntad de uno de los dos géneros a través
de forcejeos u obligaciones.
• Psíquica: Es originada por medio de manipulaciones, insultos, humillaciones
entre otras reacciones, que llevan a la persona a sentirse culpable de ciertos
hechos.

Fases de la violencia progresiva
La violencia se realiza de manera progresiva, y lleva al entendido “Ciclo de Violencia
Doméstica”. Esta se presenta en tres fases principales:
1. Fase de construcción de la tensión: Amenazas, ataques verbales mayor
vigilancia hacia la víctima. El vínculo se torna más absorbente haciendo vigente
el aislamiento de dicho martirizado dejando de lado el respeto, la familia, el
trabajo y sobre todo la dignidad de la persona.
2. Fase de la violencia: Se lleva a cabo con o sin previo aviso aquellas amenazas
que fueron padecidas a lo largo de la relación.

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3. Fase de luna de miel: El agresor se arrepiente de sus actos, pidiendo disculpas y
prometiendo cambios en la pareja. El agredido se siente responsable de la
situación de llevar adelante la relación queriendo creer que no va a volver a
suceder.

La violencia como fenómeno social
Podemos puntualizar alguno de los elementos indispensables para este abordaje tales
como: transgresión de un derecho, intencionalidad, producción de un daño, ánimo de
sometimiento y control. Cuando nos referimos a la intencionalidad podemos deducir
que implica a una alusión de la voluntad, tanto de quien la ejerce como de quien la
sufre. Es una voluntad que controla a la otra expresándose en actos concretos. La
violencia se da entre relaciones, donde se distinguen posiciones de poder y a su vez
quedan reestructuradas después de cada incidente violento.

La violencia individual, estructural y cultural
Estos tipos de violencia permiten contextualizar cada hecho aparentemente aislado
apuntado a un vínculo entre los distintos tipos de violencia.
La violencia directa o personal es la que se establece cara a cara solo entre dos
individuos. Estas relaciones se encuentran situadas en diferentes contextos sociales, en
el que aparece la violencia estructural (proviene de las estructuras sociales, es decir, del
marco institucional que rige áreas de la vida en el que se presentan desigualdades y su
base es la capacidad de poder decidir sobre la distribución de esas áreas) y violencia
cultural (procede de prácticas comunitarias, se refiere principalmente a los discursos que
dan forma al imaginario social) ambos tipos se vinculan entre sí.
Estos tres tipos de violencia –individual, estructural y cultural- se vinculan tanto que
una de ellas se puede implorar para justificar a la otra. Las experiencias que se viven a
partir de estas violencias se modifican con el paso del tiempo. Sin embargo, algunas
formas, en principal la que se ejerce contra la mujer se la consideran muchas veces
como naturalizadas, como si fueran independientes de las prácticas sociales y
simbólicas. La que se hace responsable de estas violencias es la sociedad, porque de la
actividad depende su ejercicio.

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Violencia: autoridad y poder
La violencia está sumamente relacionada con el poder, con esta conducta se busca
eliminar cualquier obstáculo ejercido por el poder, a través de esto se produce una
dominación.
El filósofo Max Weber (1864-1920) utilizo la definición de dominación como la
probabilidad de que quien ejerce el poder logre obediencia por parte de las personas
sobre las cuales se pretende influir.
La relación dominación-obediencia se manifiesta en una relación social polar en la que
una parte ordena y la otra obedece, además no es sinónimo de relación violenta, si no
que se marca una fuerte desigualdad que puede o no, ser el campo fértil para la
violencia.
 Las personas de poder superior, hacen de todo para remarcar que los que los rodean son
inferiores a ellos, pero esto no se considera como signos de agresión por más que pueda
dañar la sensibilidad de uno en el marco de la desigualdad, pero si se consideraría en
una relación entre iguales.
El poder se encuentra en todas las relaciones sociales, sea cualquiera su contexto,
además surge de la experiencia que haya vivido una persona, forma parte de una
estructura global y hasta también depende de la sociedad. Es algo que circula
continuamente, y no se localiza en manos de una persona exclusiva en sí, la cual
conlleva a una resistencia. El poder de cada uno depende de las influencias, los medios
de autoridad y hasta del rol que desempeña una persona.
Max Weber también se ocupó de definir el concepto de poder como la probabilidad de
que una persona imponga su voluntad sobre la otra con el acuerdo o desacuerdo de la
persona sobre la que se ejerce el poder.
En la violencia, lo que se busca es eliminar los obstáculos para el ejercicio del poder,
para que este no se convierta en autoridad, porque cuando las personas fueron víctimas
de maltratos es porque en algún momento aceptaron mandatos o sintieron la obligación
de hacerlo, independientemente de los daños producidos.
 También es importante el contexto social en el que se origina el acto violento desde la
esfera inmediata del individuo (pareja o familia) hasta el macro sistema (concepciones
culturales, instituciones que condenan y estructuras mediadoras).


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Son fundamentales los diversos tipos de resistencia para entender el fenómeno mismo
de la violencia como también para contextualizar la lucha organizada contra la
violencia.

Violencia, maltrato y abuso en la familia
La violencia familiar es la que se produce dentro de la familia cuando abusan de una
persona de forma crónica, permanente o periódica.
La violencia es la que ocasiona daños. Una persona que agrede a otra es porque
probablemente hayan sido víctimas de sus padres, madres o castigadores/as.
Este maltrato se puede expresar en forma de: maltrato o abuso físico, maltrato o abuso
emocional, abuso sexual, abandono o negligencia, personas que han sido testigos de
violencia. El maltrato es cuando la salud física y/o mental o la seguridad de alguien son
puestas en peligro.
El abuso sexual es cuando se somete a alguien más débil que el delincuente a prácticas
sexuales aprovechando el vínculo de confianza que se ha establecido con anterioridad.
Este problema social no era tema de conversación habitual, es más, “de eso no se habla”
solían decir, ya que guardaban estos secretos en las familias, incluso las secuelas de las
víctimas. En la actualidad, son los medios de comunicación que hacen visible esto y por
este motivo ayuda a motivar a quienes fueron y son víctimas para pedir ayuda cuando lo
soliciten, y en el caso de que los que dañan tomar conciencia de que lo que están
haciendo es incorrecto.

Los derechos humanos y la mujer
Es importante analizar el tema de los derechos humanos y el de la violencia de género
en contra de la mujer, desde una perspectiva que implique posibilidades de cambios
culturales. Para optar al cambio social se debe situar en el centro de las
transformaciones que hacen al derecho de las mujeres en sus formas de pensar, sentir y
actuar. Sus experiencias históricas y cotidianas deben ser destacadas en la reformulación
del contenido y significado de los derechos humanos, ya que su definición y su práctica
debe ser tomada en cuenta cuando hacemos referencia a la vida concreta de las
personas. El proceso de democratización de las relaciones de género todavía se
encuentra en sus primeras etapas, aunque cada vez se tenga la necesidad de cambiar la
 
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identificación de las mujeres respecto a la inferioridad entre ambos sexos y modificar la
conceptualización de agresiones hacia ellas y respetar sus derechos a desempeñar sus
vidas sin violencia.
Es evidente que si bien las violaciones de los derechos humanos afectan tanto a hombres
como mujeres, su impacto y su carácter varían de acuerdo con el sexo de la víctima.
Además, la mayoría de las lesiones de los derechos de las mujeres y de las
discriminaciones y abusos de los que son objeto se deben específicamente a su
condición de mujer.
La ausencia de una recopilación sistemática de los datos pone a la víctima en un peligro
aun mayor al no recogerse pruebas que podrían utilizarse para condenar a sus
maltratadores, además dificulta la localización y protección de las supervivientes y
proporciona servicios insuficientes e inapropiados para la violencia que están sufriendo.
Los datos señalan un papel importante para poner fin a la impunidad por la violencia
contra las mujeres, aumentar la confianza en los servicios y en los agentes del Estado, y
aumentar la probabilidad de que se denuncien estos casos.

Esto es responsabilidad de los Estados
Las obligaciones del Estado respecto a estos derechos están claramente establecidas en
la reforma de la Constitución Argentina de 1994, en la que se otorgó categoría
constitucional a los tratados internacionales de derechos humanos y se asignó la
posición más alta en la jerarquía jurídica del país.
Es el Estado quién debe ocuparse de la Violencia de género, ya sean agentes del mismo
como otros agentes. Les corresponde prevenir el acto violento, en caso que suceda,
investigarlo hasta saber las causas, y hasta el culpable, debe enjuiciar, condenar a los
violentos como también ofrecer ayuda y socorro a las víctimas.
Otras recomendaciones pueden tornarse en que éste implemente de manera efectiva la
Ley 26.485 de protección integral de la violencia en todo el país, garantizando la
existencia de datos correctos que permitan el diseño y monitoreo de políticas públicas.
Si el Estado no cumple con estas pautas, no sólo provoca la comisión de nuevos actos
de esta índole, sino que da a interpretar que este problema se da a conocer como normal
o fuera de lo común.



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Evolución de la “Violencia de género”
Durante los últimos años se ha reconocido mundialmente un gran problema tanto para
las mujeres como para la sociedad.
En 1979 la Asamblea General de las Naciones Unidas asumió la eliminación de todo
tipo de discriminación hacia la mujer, lo que las integro en el ámbito de los derechos
humanos. La mayor preocupación de este problema comenzó en 1980 cuando se amparó
la resolución llamada “La mujer maltratada y la violencia en la familia”.
Desde allí las Naciones Unidas hay realizado encuentros de grupos de especialistas
sobre la violencia contra las mujeres y han tomado decisiones con el fin de que se preste
mayor importancia al tema a través de mecanismos como la Comisión de la Condición
Jurídica y Social de la Mujer, el Consejo Económico y Social, la División para el
Adelanto de la Mujer, la Oficina de Estadística y el Comité de Prevención del Delito y
Lucha contra la Delincuencia.
En la junta de especialistas realizada en 1991 se llegó a la conclusión que no se tomaba
con consideración la violencia de género y que no se conceptualizaba este crimen, lo
cual hizo que se llevara a cabo un proyecto de declaración sobre la eliminación de la
violencia en contra de la mujer.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe ha señalado que el problema
de la violencia de género es uno de los obstáculos más importantes de superar ya que
sus secuelas influyen en la condición de la población femenina y su desarrollo.
Muchos grupos de mujeres realizaron actividades con el fin del desconocimiento de los
derechos humanos de las mujeres. Esto fue más fuerte durante la Conferencia Mundial
de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, realizada en Viena en junio de 1993.
En la misma el movimiento de mujeres hizo la propuesta que en la Declaración
Universal de los Derechos Humanos se incorporaran referencias a la violencia de
género, que no se limita a la realidad de las mujeres sino que incluye a toda la sociedad.
En la Declaración de San José sobre los Derechos Humanos los gobernantes
latinoamericanos y caribeños insistieron que el Estado debe dar prioridad a las acciones
que apoyen al reconocimiento de los derechos de las mujeres, a su participación en la
vida nacional con igualdad de oportunidades, a la eliminación de todo tipo de
discriminación oculta o evidente y por sobre todo, la supresión de la violencia de
género.


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Falta de igualdad entre el hombre y la mujer
La creciente discriminación entre géneros sigue existiendo en las instituciones como en
las empresas privadas y en el hogar. Los índices se elevan cada vez más y dan origen a
las muertes, lesiones y agresiones que pueden considerarse en Argentina un indicador
de la inacción a la hora de abordar las desigualdades entre hombres y mujeres en todos
los ámbitos de la vida.
Esta discriminación se sobrelleva en muchas esferas ayudada por la representación
estereotipada de la mujer refiriendo a los medios de comunicación, que se refleja en la
manera en que la violencia contra las mujeres es tratada en ellos.

Falta de progresos en Argentina
Los fondos relacionados al financiamiento del gobierno nacional al trabajo de violencia
de género, siguen siendo insuficientes alcanzando el total de 21 millones de pesos
durante los últimos 4 años. Estos progresos deberían incluir la responsabilidad de la
investigación nacional, la formación y la ayuda técnica respecto a los derechos de
ambos sexos, la violencia originada, el trabajo y la salud.
Mientras sigan sin hacerse los derechos de una parte de la población, todos los derechos
humanos se verán perjudicados. La eliminación de la violencia de genero una constante
preocupación para el país debe ocupar un lugar destacado en la agenda gubernamental
para realizar el cambio, y por ello, debe ser dotada de recursos adecuados. También el
gobierno nacional debe adoptar una posición energética y visible para dar relieve
público y político a este asunto.

Sistema educativo como medio de enseñanza
Las instituciones educativas cumplen un importante aporte en la enseñanza de la
igualdad como espacios en los que ambos sexos desarrollen confianza y se conviertan
en agentes activos de cambio social. El Estado es quien se encarga de la transformación
de las relaciones desiguales y las identidades de género para superar los prejuicios, los
estereotipos y la violencia. Las instituciones desempeñan el desarrollo social de la
comunidad y pueden contribuir a reducir la aceptación social de la violencia y la

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desigualdad de género que la sustenta, a través de un trabajo de participación de los
estudiantes.
Las obligaciones del Estado respecto a la educación se basan en derecho a una
educación que tenga por objetivo el respeto de los derechos humanos y de las libertades
fundamentales.


Conclusión
En conclusión podemos deducir que ser violento no es algo “común”, ni mucho menos
es resultado de una buena niñez, adolescencia o adultez, de acuerdo al momento en que
se desarrolla dicha conducta.
La violencia de género, es un comportamiento que daña la vida misma, como así
también las víctimas y su entorno, pudiendo agravar su salud, física, psíquica, social,
entre otros.
Para poder prevenir esta situación debemos adquirir estos conocimientos que hemos
aprendido a lo largo de las investigaciones, como por ejemplo no someterse a alguien
que padece estados de locura, nervios, exageración en pequeñas cosas y sobre todo
reconocer aunque sea una mínima actitud que para la moral de cada uno sea considerada
como incorrecta.
Ante este problema no inhibirse por más grave que sea y pedir ayuda automáticamente,
porque el que es violento promete cambiar pero a la larga o corta llega a cometer el
mismo delito.
Hay que pensar que no estamos solos,
existen muchos servicios de atención como
lo son el Estado, Psicólogos, Psiquiatras,
ayuda a las víctimas que padecen este
horror, y sobre todo el apoyo familiar.
Está de más aconsejar que los que leen o
escuchan este Proyecto de Investigación
Social, se conozcan a personas violentas
auxiliando de la mejor manera, siempre
con ayuda de los profesionales que son los

 
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que saben cómo reaccionar antes estos problemas sociales.
Habiendo concluido con este trabajo, ponemos nuestra voluntad para que esto no suceda
más, ya que solo disminuyen los habitantes en nuestra población y a su vez causa dolor
en quienes lo padecen y en los que piden justicia.
Se espera que el lector motivado pueda participar en esta lucha contra la violencia.

Bibliografía
Fundación FEIM, Derechos humanos de las mujeres: Asignaturas pendientes del
Estado Argentino, Buenos Aires, Argentina, 2012.
Naciones Unidas, Poner fin a la violencia contra la mujer, Naciones Unidas, 2006.
Amnistía Internacional Argentina, Muy tarde, muy poco. Mujeres desprotegidas ante la
violencia de género en Argentina. Prioridades de acción para el Estado Argentino,
Amnistía Internacional, Buenos Aires, 2008.
Unicef Argentina, Abordajes frente a la violencia familiar desde una perspectiva de
género y de infancia, Buenos Aires, 2009.
Isabel Ruiz Pérez, Violencia contra la mujer y salud, España, 2002.
Marta Torres Falcón, Violencia social y Violencia de género, Argentina, 2001.
Juan García Esteban, Materiales para prevenir la violencia contra las mujeres desde el
marco educativo, España, 2005.
Nieves Rico, Violencia de género: Un problema de Derechos Humanos, Argentina,
1996.
Norma Maglio, Violencia de género: Descripción y resultados de una investigación
sobre mujeres golpeadas, Revista de Psicología, California, 2009.








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